El Sultán Aladino se sintió tan mal desde ese momento que solo pensaba en la muerte pues decía que era un inútil que no podía ni siquiera crear una torre. Años después los hijos del Sultán siempre jugaban por los alrededores del pozo, hasta que un día les picó la curiosidad y tiraron piedras dentro del agujero pero no se oían caer por lo que le incrustaron un palo de algunos 30 metros de largo y se sorprendieron muchísimo ya que el palo no había llegado bien a los 20 metros cuando de repente tocó fondo, los hijos muy asombrados fueron a contárselo a su padre el cual no les creyó hasta verlo con sus propios ojos. Al ver que había derrumbado su vida por tan solo un pozo de 20 metros con almohadas pintadas de negro al fondo se sintió muy mal pero se le ocurrió una idea de volver ese pozo en su tumba y en lugar de llamarse la pagoda de babel se le empezó a reconocer como la tumba de babel.
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